A lo largo de la historia del mundo numerosas civilizaciones han practicado distintos juegos de pelota. Con el objetivo de crear un móvil redondo, se han empleado distintos materiales, elementos vegetales, todo tipo de hilos y trapos, cuero, látex… incluso una pelota rellena de granos de cereal podía resultar válida. Solían competir individualmente, desarrollándose el juego en praderas convenientemente delimitadas; el juego permitía la distracción y el desafío personal. Observemos sino el juego de nuestros niños.

La pelota es por lo tanto un juego universal; las formas más codificadas del juego se encontraban en América del Sur, Oriente Medio o Europa Occidental. El Jeu de Paume, el juego del tamboril, el del tamiz, son manifestaciones vivas de los antiguos juegos de pelota y la pelota vasca y el tenis son legados directos de aquellos juegos.

El avance del Imperio Romano llevó al territorio francés el juego denominado pila. Su posterior evolución derivaría en el jeu de paume. Este juego, que se practicaba en las praderas y en las plazas de los pueblos, mantuvo su nombre de paume (palma) pese a la progresiva utilización de diversos implementos de golpeo. Los burgueses y aristócratas emplearon guantes y raquetas.


La tradición oral nos aporta numerosos testimonios de gran valor, pero aún más tangibles resultan las dos estelas discoidales de 1629 y 1784 encontradas en Garruze y Banka, respectivamente. En los ritos funerarios vascos, la costumbre medio pagana medio cristiana de realizar grabados en las lápidas nos aporta una prueba evidente: los pelotaris ocupaban en lugar de privilegio dentro de nuestra sociedad.

La pelota es por lo tanto un juego universal: los vascos, como en otros ámbitos, han sabido guardar la aportación de otras civilizaciones. El mayor mérito ha consistido en la adecuación del juego a sus propias características, aportando numerosas modificaciones, creando nuevas modalidades, instalaciones y materiales de juego. A lo largo de esta guía, intentaremos dar a conocer este juego que hoy es conocido como la pelota vasca.

Extraído del libro Pelota Vasca de Pierre Sabalo y M.Bringas.

Desde Grecia al resto del mundo Los helenos, dicen los historiadores, dentro de la variedad de juegos que practicaban “se recreaban intensamente jugando a la pelota”. Un importante grupo de escritores griegos ha emitido su opinión sobre el origen del juego de la pelota. Agalis, hombre de letras de la antigua isla Corcira, atribuye su invención a la princesa Nausicaa, que acogió amorosamente en sus brazos al batallador Ulises.

Homero, en los cantos VI y VII, de su Odiseainmortaliza y refleja que las doncellas se divertían con el juego de la pelota. “Cuando ya las doncellas y Nausicaa hubieron su apetito satisfecho, se quitaron los velos y jugaron juntas a la pelota…”. En grabado, descubierto en 1926 en las murallas de Atenas, situado en el tiempo de 600 años antes de Cristo, muestra una escena del juego de la pelota celeste o “ucraniana”.

Estas citas difieren muy mucho de la actual pelota. Pero casi todos los autores han incurrido en la tentación de imbuirse en la génesis de los deportes y atribuir a los griegos la paternidad de la pelota. Alejandro el Grande tuvo en Aristonicos de Cariste su instructor de pelota en el Pórtico del Paternón.

Citas literarias referencian a los juegos de pelota entre griegos y romanos. Las escasas investigaciones, con el fin de esclarecer la era de la pelota, aceptan que la romanización, allí donde se produjo, implantó el juego de la pelota en Europa. En el viejo continente se asientan los juegos de pelota en Francia, Países Bajos, Inglaterra y la Península Ibérica.

En el siglo XII, de forma paulatina, aumentan los documentos que avalan la expansión del juego de la pelota. En la Edad Media es evidente que los palaciegos, la nobleza y los reyes tenían sus llamados trinquetes. Es Francia la pionera en el juego de la pelota, respecto a la posible similitud con los tiempos actuales, incluyendo dos modalidades: “la longue paume” y la “courte paume”.

En los siglos XII y XIV el juego de “paume” se generaliza por toda Francia.A. de Luze, un estudioso de la evolución pelotística, contabiliza en el año 1933 la existencia de más de 300 “tripots” o juegos de pelota durante los espacios de tiempo que van del XIII al XIV. Las primeras noticias del juego de “largo se sitúan al filo de la Revolución Francesa”.

En España son escasas las significaciones respecto del juego de pelota. Cabe significar las puntualizaciones al respecto de Quevedo, Cervantes, Calderón de la barca, Zabaleta, etc. El cuadro de Goya, de 1779, “el juego de la pelota”, recoge fielmente un partido de pala entre un grupo de cortesanos.

En el siglo XVII el juego de pelota preferentemente era el “juego de largo” con guante o laxoa. Es en el XIX, en su última década, cuando se asienta las modalidades más representativas de la pelota:mano, pala, remonte y cesta-punta, exportando estas modalidades a gran parte del mundo. La cesta-punta será la modalidad que más se universalice. América se convierte en el continente acogedor del juego de pelota que los vascos llevan dentro de su cultura.

En el siglo XX brota el profesionalismo. En el campo aficionado las competiciones se inician en 1925. Germinan los torneos de toda índole por doquier bajo el impulso de los órganos federativos u empresariales. La afición se extiende en este siglo, aunque las curvaturas cíclicas muestran épocas de esplendor y decadencia.

En el ámbito “amateur” los campeonatos del Mundo, instaurados en 1952 en San Sebastián, se erigen en el más importante evento pelotístico. Es un reencuentro, cada cuatro años, de aquellos países que rinden culto con el mayor de los fervores al deporte de la pelota.